Leverton se tomaba las cosas con tranquilidad. Por ejemplo, en su transporte hasta Sicilia para la invasión del contiente, en medio de un temporal brutal que amenazaba toda la operación, no tuvo reparos en echarse a dormir. Debía ser el único hombre en toda la operación durmiendo. Más tarde, cuando les estaban bombardeando ya en terreno italiano, se sentó tranquilamente a tomarse un té, del que por cierto habló muy bien, mientras las bombas caían sobre su posición.
Y por fin llegó el momento de colaborar activamente en el combate. Montar y organizar los cañones era sofocante y su uniforme no le pareció la mejor opción. Según sus propias palabras: “me diseñé un uniforme de invasión que consistía en una camisa delgada, mi bañador azul Jantzen, un par de zapatillas de gimnasia azules y un casco. Un atuendo excelente y muy recomendable”.
Imagínense la escena, un tipo en bañador, zapatillas y camisa, pero con casco, dando órdenes y trabajando en mitad de la invasión.
http://curistoria.blogspot.com/2010/12/un-soldado-en-banador.html
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