domingo, 13 de febrero de 2011

Hay paro porque hay mercado:

En Novgorod había una fábrica textil. Al estallar la revolución rusa, el propietario se dijo a sí mismo, "tenemos problemas. No podremos obtener beneficios mientras esta revolución continúe. Cerremos el negocio hasta que la cosa se acabe".
Así cerró la fábrica y él, los empleados de las oficinas, los químicos, ingenieros y el director, tomaron el tren a Petrogrado. Al día siguiente los trabajadores abrieron la fábrica. Pero esos trabajadores eran un poco más ignorantes que los otros. No sabían nada de procesos técnicos de manufactura, sobre la contabilidad, dirección o venta. Eligieron un Comité de Delegados de fábrica y encontraron cierta cantidad de combustible y materias primas almacenada, dispuestas para la manufactura de tela de algodón.
No sabiendo qué se hacía con la tela de algodón una vez fabricada, primero se proveyeron en cantidad suficiente para sus familias. Después, como algunos telares estaban estropeados, enviaron a un taller de maquinaria cercano a un delegado, que propuso entregar tela a cambio de asistencia técnica. Hecho esto, llegaron a un acuerdo con la cooperativa local, para proporcionar ropa a cambio de comida. Llevaron incluso el principio del trueque al extremo de cambiar piezas de tela por combustible con los mineros de carbón de Jarkov, y por transporte con el Sindicato de Ferroviarios.
Pero finalmente saturaron el mercado local de tela de algodón y entonces chocaron con una demanda que el paño no podía satisfacer -el alquiler. Esto sucedía en los días del Gobierno Provisional, cuando aún existían propietarios. El alquiler había de pagarse con dinero. Así que cargaron un tren de tela y lo enviaron, a cargo de un delegado, a Moscú. El delegado dejó el tren en la estación y recorrió la calle. Entró en una sastrería y preguntó si el sastre necesitaba tela.
-"¿Cuánta?" - Preguntó el Sastre.
-"Un tren" - Contestó el delegado.
-"¿A qué precio?"-
-"No lo sé. ¿Cuánto pagas normalmente por la tela?".
El sastre consiguió la tela casi regalada y el delegado, que nunca había visto tanto dinero junto, volvió a Novgorod enormemente contento.
Así era como en toda Rusia los trabajadores estaban adquiriendo la formación necesaria en los fundamentos de la producción industrial e incluso la distribución, para que cuando llegara la revolución de Noviembre pudieran ocupar sus puestos en la organización del control obrero."

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